miércoles, 16 de marzo de 2011

sábado, 22 de enero de 2011

Sinestesia

Creo que la primera vez que me dí cuenta de mi sinestesia fue en la facultad, haciendo un cuestionario de manera voluntaria para una investigación sobre el tema. Nunca me había planteado que mi manera de pensar sobre ciertas cosas tuviera una peculiaridad; aun a día de hoy lo considero superfluo y sin demasiada utilidad o características fascinantes. Lo único que me parece altamente interesante es que, al contrario de lo que yo siempre había pensado, no todo el mundo piense o visualice de la misma manera.

Para poner en situación, mi sinestesia no conlleva a la creatividad artística, o al interés ciudadano; es una sinestesia espacio-temporal. Para mí el tiempo va, de manera automática, asociado a localizaciones espaciales. Recuerdo una vez cuando era pequeña en la que quise representar mi manera de ver los meses con papel y lápiz; por aquel entonces no me planteaba realmente que era algo "fuera de lo común", sencillamente me dí cuenta de que a pesar de lo claramente que visualizaba los meses en mi cabeza, no era capaz de darle una forma en dos dimensiones.

Veo los meses de manera elipsoidal. Si yo estuviera en uno de los extremos de esa elipse, vería muy de cerca Diciembre, Enero, y Febrero justo en frente de mí. A mi derecha estarían ya Marzo, Abril, Mayo y Junio casi formando una línea que se expande al final en una curva para Julio y Agosto, culminando a principios de Septiembre y volviendo a reducirse entre mediados de Septiembre, Octubre y Noviembre. Si pienso en Diciembre, no puedo evitar localizarlo espacialmente dentro de esa elipse. No puedo evitarlo porque no lo he de evitar, ni siquiera he de prestarle atención: es un proceso completamente automático. Al estar, no obstante, dentro de un espacio tridimensional, cuando pienso en Diciembre visualizo parte de Noviembre y parte de Enero, uno a cada lado. Hay tan sólo una barrera difusa entre Diciembre y Enero, como un punto que se encuentra tras el 31 de Diciembre y frente al 1 de Enero.

Con la semana, la veo de manera lineal, con Lunes en cabeza y Domingo al final. Quizá por cuestiones lúdicas, al igual que Julio, Agosto y parte de Septiembre tienen una extensión espacial por encima de los otros meses, el fin de semana parece estar más cerca de mi campo visual y estar más extendido o difuso.

Con respecto al tiempo, también encuentro cuestiones que a veces me dificultan su contabilidad. Mi tiempo está dentro de un círculo y me cuesta separar el número de su localización espacial; por ello, a veces me resulta bastante difícil contabilizar fracciones de tiempo de manera rápida: he de pensar donde se encuentra cada minuto dentro de su círculo y suelo pensar en fracciones de cuarto de hora.

Por otra parte, soy incapaz de computar mentalmente la edad de alguien a partir de su fecha de nacimiento. Son números que, sin su debida representación espacial, me resultan francamente inescrutables.

Es una sinestesia a la que no le doy mayor importancia y que se, no despierta pasiones curiosas ente personas que no poseen esta manera de visualización del tiempo. No es como decir "cuando escucho música veo colores" o "cuando veo letras siento sabores". Soy chuminosa hasta para el tipo de sinestesia que tengo. Sin embargo, aun me llama la atención cuando veo artículos como éste:

http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/8248589.stm


en el que he visto, por primera vez en mi vida, una representación aproximada (en cuanto a organización espacial se refiere) en dos dimensiones de mi manera de visualizar los meses.

No obstante mi posible agenda mental, mi mala memoria para fechas y acontecimientos no me la quita nadie. Cosas de percibir el tiempo como una línea discontínua o una amalgama altamente indefinida.

domingo, 9 de enero de 2011

Pequeñeces

Cosas bonitas que una se encuentra de vuelta a casa tras tres semanas fuera:


lunes, 16 de agosto de 2010

Investigación en España

Para hacer investigación en España o para tan siquiera asomar el hocico en alguna de sus ramas, hay que decidirse bien pronto en el comienzo de la carrera especialmente si uno ha decidido estudiar Psicología; esto no implica que el estudiante pueda elegir cursos que estén más o menos enfocados a la investigación o nada parecido: desde el momento en el que se toma esta decisión, uno tiene que enfocarse a hinchar la nota. Se tome el camino que se tome, lo más importante para investigar en España no es la creatividad, el entusiasmo por la ciencia, el participar en grupos de investigación como alumno interno, el ir a congresos... no, lo más importante es encerrarse en la biblioteca a estudiar horas y horas, hacer exámenes perfectos, hacer cuantos más trabajos (útiles o no) que ayuden a inflar el número final mejor, y si en algún momento esto ayudara, convertirse en el "mejor amigo del hombre" de éste o aquel profesor.

Y es que el camino a seguir, aunque no lo parezca a simple vista, es bastante sencillo. Si quieres pedir una beca de colaboración, para empezar por algún punto, ya tienes que tener una nota mínima (un 2 de 4, es decir, un notable) de media y ser aceptado por algún profesor bajo no-se-sabe-qué-referencia. Si con esa beca ves tu futuro claramente en torno a la investigación, el siguiente paso a seguir será pedir "una beca de las gordas" que te permita al menos vivir unos cuatro añitos al estilo mileurista trabajando más que un mono en una fábrica platanera. Pero no, no es tan sencillo... porque para poder acceder a una de esas becas tienes que ser un alumno brillante, y con brillante no me refiero a que tengas un curriculum vitae exquisito o que lleves tres años trabajando no remuneradamente en un laboratorio, con brillante me refiero a que has de ser un alumno que sobresalga, claro está, numéricamente; vamos, que tu media sea la mejor del mundo, ya sea a base de cursos de fisiología o de psicología social, ya sean útiles para la investigación o completamente intrascendentes para tu especialidad. Porque claro, decidir se pueden decidir algunas asignaturas, pero de las troncales y obligatorias no te salva nadie, y si son un truño que sólo pueden aprobarse sobresalientemente a base de memorización y horas de enclaustramiento estudiantil... tendrás que decidir si prefieres seguir empleando tus horas "no lectivas" en investigar en el laboratorio o investigar en los tediosos apuntes de la asignatura "introduzca su rama de sabiduría completamente inútil para su propósito" de turno.

Sean como sean las asignaturas, y sea cual sea tu nota numérica, has de saber que al final sólo contará como un número del 1 al 4. Sí, puede que tengas un 6.9, pero aunque prototípicamente esté mucho más cerca del 7 (notable), en la práctica no difiere en absoluto de un 5 (aprobado raspado). No importa si tienes un 5.2, un 5.7, un 6 o un 6.99, al final el cómputo es un "1". Y no vayas a llorarle al profesor que te ha puesto un 6.9 para que, por favor, te suba un 0.1 la nota para pasar del rango del "1" (del 5.00 al 6.99, aprobado) al rango del "2" (del 7.00 al 8.99, notable), sin desmerecer el conocimiento real que supones tener (¿realmente hay tanta diferencia entre un 6.9 y un 7?) y pasando notablemente a incrementar tu media... no, por experiencia propia se que no funciona. Pedir eso a un profesor es como escupirle en un ojo y acto seguido decir que su método de evaluación es altamente dudoso e indeseable (con mejores o peores términos). Se encuentran el orgullo estúpido y pseudosádico del profesor con el futuro académico del alumno... una batalla que raramente gana el que menos recursos (y menos ansia de sangre) tiene.

Así que, resumiendo, si te gusta la investigación pero no quieres salir al extranjero para labrarte un futuro en ésta, el único camino es a base de comerte libros. Lo siento por aquel al que le guste la biología y la neurofisiología y haya acabado en Psicología... ya que para estudiar cerebros, se le va a requerir ser un 10 sobre 10 en materias tan dispersas como psicología clínica, sociología, psicología cultural, y cualquier cosa que no venga a cuento y no haya manera de quitarse de encima. Y no es que no sean materias de interés, pero una cosa es "aprender" y otra cosa es "memorizar para hacer un examen perfecto".

Cuando me vine a Alemania a hacer la entrevista para el doctorado, no hubo una sola persona que me preguntara por mis notas. Tuve que mandar mi CV en el que se mostraba mi experiencia en fisiología, ir a presentar mi proyecto en el lab meeting, charlar con varias personas del departamento (entre ellas, el director, que es también director del instituto) y básicamente hacer una entrevista múltiple de casi un día de duración. Y, sintiéndolo mucho, mi 2 de media (que equivale a un 7.00-8.99 de media sobre 10) no fue un impedimento para acceder al puesto.

Lo siento, España, por estar investigando en un gran instituto sin ser una alumna brillante.

viernes, 6 de agosto de 2010

Desestaciones

Agosto, 6 de Agosto y el tiempo me dice que estamos a mediados de Septiembre. Hace fresco, un fresco de menos de 20° que te obliga a usar manga larga para salir a la calle. Llovizna, una fina lluvia que en Sevilla llamaríamos chiribiri, y un vientecillo de éstos con los que apetece llevar un sombrerito o una capucha si hiciera un poquitín más de frío.

Pero a ver, Alemania, ¿en qué quedamos?; ¿es verano, verano, o verano-otoño?. Pasamos de estar a más de 30° y morirnos de calor en todos aquellos sitios en los que, por más altas temperaturas que haya, no piensan en aires acondicionados ni en míseros ventiladores (a.k.a.: el instituto Max Planck), a morirnos de la pena y tener que encender la lamparita a las 3 de tarde porque las nubes chupan cualquier pequeño rayo de sol.

Y, encima, como si de España se tratase, aprovechan el verano ("verano") para levantar la ciudad y liarse a obras y, ¿por qué no?, ampliar el instituto y hacerle todas aquellas reformas mijita que el instituto... "necesite", a pesar de que la gran mayoría de gente sigue trabajando y sin vacaciones (porque claro, hace un tiempo como para cogerse una semanita e irse a la playa... *cof, cof*). Y con esas, un camión hormigonera en la puerta y un brum-brum constante, y un clack-clack por allí y un zum-zum por allá... que ni las vuvuzelas, oiga.

Enfin, que los cambios de tiempo en Alemania me traen loca, y a mi cuerpo y mi migraña estacional también; el pobrecito me pregunta: pero, pero... ¿es Otoño ya?, ¿vamos a cumplir añitos pronto?, y yo le contesto que no, que no, que aunque se sienta viejito y maltrecho es por la ausencia de sol, no por los años...

sábado, 22 de mayo de 2010

Getting started


Sometimes simpler is better.

domingo, 2 de mayo de 2010

Los misterios de la Alemania profunda

Hay una cosa que, desde hace un tiempo, me viene sorprendiendo acerca de las costumbres alemanas (o al menos la Alemania del Este), y es el afán por madrugar. En Leipzig, hay panaderías / confiterías que ofrecen desayunos a partir de las 05:30 de la mañana; si sobre esa hora te montas en el tranvía, éste irá llenito de gente que se encamina a su trabajo (que no se yo qué trabajos empiezan a las 6 de la mañana, pero aquí parece lo normal), y si vas al supermecado sobre las 09:00, las calles están altamente transitadas y hasta hay cola en la caja. Los Sábados, además, la panadería cierra a las 11:00, así que si no te espabilas y te quedaste sin pan el día anterior, te toca desayunar muesli.

Por una parte, tiene su encanto, porque recién levantada noto que la vida ebulle en la ciudad. Por otra parte simplemente no lo entiendo, no entiendo cómo esa misma vida gira tanto en torno a la costumbre de levantarse tan temprano.

En Sevilla probablemente no es que el Sábado la panadería cierre a las 11:00... probablemente, es que abra poco antes. Y ya ni que decir queda que es sobre esa hora cuando en las calles ves a las maris con sus carritos llenos de frutas y verduras, caminito de la carnicería o la pescadería de turno a tener el ratito de cháchara. Son las 12 de la mañana cuando todo comienza y al que sigue durmiendo lo despiertan o el afilador o el butanero.

Y... bueno, a las 05:30 de la mañana en Sevilla por no haber, no hay ni autobuses.